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Año 1918. Gustav Klimt yace en su lecho de muerte. Acompañamos a Klimt a través de sus visiones febriles hasta el pabellón austríaco de la Exposición Internacional de París de 1900, donde recibe una medalla de oro. Allí se encuentra a Méliès, la misteriosa bailarina francesa Lea de Castro y el Secretario de Estado, una opresiva figura paterna que sigue al artísta por toda la película como una sombra. |